2019

Mi madre encendía la lumbre y a mí me mandaron a por pan. Subiendo la cuesta llegué a la puerta de la iglesia. Amén. El pan nuestro de cada día.

En el tranco de la puerta, hay unos chumbos torcios, ojo zagala no te pinches, que ya no vamos al río.

error: Contenido protegido por derechos de autor